Abstract
Los filmes de Lisandro Alonso se pueden leer como libros de viaje. Son guías que muestran a sus protagonistas en búsqueda de algo o alguien. Solo son pretextos los destinos que los filmes exponen apenas. En su lugar acompañan a los solitarios que definen un tiempo y un espacio diferencial por su relación a la cámara y al montaje. Los protagonistas se comportan como investigadores que tienen que orientarse permanentemente en un ambiente desconocido que ellos mismos marcan por su presencia. Esta autorreflexividad establece el carácter investigador del cine de Alonso en forma de una metodología y de una estética de abstención.